¿Cómo es vivir con un trastorno mental?
- Noemi Fajardo

- 25 dic 2022
- 5 Min. de lectura
En los últimos años hablamos sobre poner como prioridad nuestra salud mental, de cuidarnos, de buscar mantenernos saludables en ese aspecto, y puede sonar medianamente sencillo cuando no se tiene un diagnóstico de alguna enfermedad mental, trastorno del aprendizaje o incluso autismo.

Mis amigos cercanos conocen mi diagnóstico de TLP (Trastorno Límite de Personalidad) o Borderline, y ahora también aquel que llegue a leer esto.
El TLP se dice que afecta del 2% al 5% de la población mundial, puede tardar años en ser diagnosticado o tal vez nunca, puesto que suele confundirse con bipolaridad o autismo en algunas mujeres. Las mujeres son diagnosticadas con mayor frecuencia, 3 de cada 4 personas, y hay especialistas que esto puede ser debido a un sesgo de género, ya que la sociedad aún critica a aquellos hombres que acuden a un psicólogo/psiquiatra, por mencionar una de las razones.
Dentro de los síntomas, los cuales aparecen en la edad adulta temprana, son las emociones intensas, impulsividad, pensamientos extremistas, todo es bueno o es malo, no existe un punto medio, miedo al abandono, intolerancia a sentirse solo, sentimientos de vacío, ataques de ira, adicciones, intentos de suicidio, en algunos casos TCA (Trastornos de Conducta Alimentaria), entre otros, los cuales pueden llegar a variar y complicar llegar a un diagnóstico.
Fue en el verano del 2018 cuando las crisis de manía y depresivas iban en aumento, desconocía que era lo que sucedía conmigo, no me sentía bien emocionalmente, no sabía que lo provocaba, la constante sensación de vacío, de insuficiencia, las emociones eran desbordantes, solo sentía y por más que lo intentaba no lograba razonar. El hablar conmigo en ese estado era y puede ser torturante para quien esté presente, mi sentido de la empatía se nubla y no me importa quien sea, olvido que las otras personas también sienten y son seres humanos, porque el dolor que se vive en una crisis puede llegar a ser difícil de manejar, algunos especialistas llegan a comparar este dolor con el equivalente a una quemadura de tercer grado, y yo que vivo lidiando con estas crisis, tal vez sea una manera de explicar cómo duele.
He tenido que aferrarme a la terapia, el ir aunque a veces no quiera, trabajar en mí, aceptar mis errores, entender que lo que siento es válido, pero también es importante no quedarme solo con lo que siento, ha sido un golpe duro aceptar que tengo que vivir con esto, que necesito herramientas para cuidarme a mí, y también a las personas que quiero.
Por varios años, me costó aceptar que tengo esto, me negaba a tener que vivir así, me resistía a tener que afrontar esto, porque es más sencillo vivir en la negación, llegué incluso a victimizarme, rechazaba a todos, no quería esto, y fue mi época más oscura, en la que logré salir viva, que sé que muchos allá afuera no lo logran.
No sé cómo explicar de la forma más clara el vivir con esto, el aprender a manejar mis emociones para no dañar a otros, no lastimar a los demás, y en los últimos años quisiera decir que lo he logrado con éxito, pero estaría mintiendo, he perdido muchísimas personas en este proceso, personas que me hubiera gustado mantener en mi vida por siempre, he tenido que lidiar con el dolor que esto genera, he tenido que asumir las consecuencias de no saber manejar mis crisis, a pesar de no ser mi culpa, pero es parte de ser adulto y ser responsable para conmigo y para con los demás.

El tener que aceptar los límites que otros ponen y yo aprender a poner los míos para cuidarme, aun cuando tenga el deseo de desaparecer esos límites para que las personas se queden, el aprender a decir no y aceptar negativas de otros, el lidiar con el rechazo y no ponerme en riesgo.
No me ha sido sencillo el ponerme a mí primero, el tomar la decisión de irme de relaciones cuando existe un abuso de por medio.
Pero creo que lo más difícil ha sido tener que lidiar con las crisis sola porque es muy complicado estar conmigo sin que les afecte, no es lo ideal, pero difícilmente hay personas que tengan la capacidad para brindar acompañamiento sin ponerlas a ellas en riesgo, refiriéndome a amigos/familia.
Duele vivir con un trastorno mental sin tratar, duele no tener las herramientas para afrontarlo, duele estar solo y no saber que más hacer, y sé que el mundo actual hace que el acceso a la salud en general se vuelva poco alcanzable, y para algunos inalcanzable, y por fortuna yo he podido acceder a atención médica, pero el estigma y prejuicio que existe alrededor de las enfermedades mentales lo complica.
No es sencillo salir al mundo con un trastorno mental, el decir, “ayer no vine a trabajar porque la depresión me está consumiendo”, o el pedir que te dejen ir temprano del trabajo o la escuela porque estás teniendo una crisis de ansiedad, porque tristemente muy pocos tienen la empatía para ver todo lo que conlleva vivir así, debido en gran parte a que no es algo que pueda verse, a diferencia de una gripe o una fractura, y así como en las enfermedades físicas, que uno debe ser responsable de cuidarse, lo mismo para las enfermedades mentales, porque si bien no eres culpable de nada, si eres responsable de cómo manejas cada situación.
Es un largo y difícil proceso, pero no imposible, tienes recaídas, tropiezos, algunas veces vuelves a tocar fondo, te ahogas, y créeme te vas a equivocar mucho, y va a doler, pero sé que se aprende a aceptar tanto lo bueno y lo malo, y sobre todo a tener valor y amor propio.
Se requiere de mucha valentía para afrontar una enfermedad que puede ser invisible para otros, pero si tú eres de esas personas que vive con esto, gracias por quedarte y elegir vivir, sé que de sencillo no tiene nada, sé que has pasado noches sin parar de llorar y sin dormir preguntándote por qué tienes que ser tú, y tal vez por ahora no parezca tener solución, que la mayoría del tiempo deseas que ya termine, yo lo he llegado a desear muchas veces, y lamento que pases por ello, solo espero que un día logres mejorar, y por muy oscuro y duro que sea un camino, siempre habrá personas dispuestas a acompañarte a su manera en el proceso, no te niegues a recibir apoyo, acompañamiento y amor siempre y cuando sea sano. Aunque tengas esto, mereces el valor y aprecio que brindas por otros.
“Los milagros solo ocurren para aquellos que no se rinden” - Eiichiro Oda, One Piece.




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